Destete nocturno y destete definitivo
Sois muchas las que me estáis escribiendo agradeciendo la entrada sobre el ritual de cierre. Me habéis pedido varias que os cuente cómo desteté a mis peques por la noche, así que he decidido compartirlo también.
Lo primero es agradecer vuestros mensajes emotivos y lo segundo es simplemente ofreceros mi experiencia para que cojáis de ella lo que os pueda servir.
Para empezar me gustaría decir que el destete es un proceso muy personal. Cada una lo vivirá de una manera. Ésta es solo mi experiencia. Os voy a contar cómo lo hice en general con mis dos peques. Fueron momentos diferentes y aunque con cada cual hubo algunas diferencias, el proceso lo seguí igual con ambxs. Espero que os sirva.
Yo decidí destetar de noche porque tenía una necesidad imperiosa de dormir, aunque fueran tres horas seguidas. Con mis dos hijos había llegado un momento en el que me pedían teta de noche cada hora y media o dos horas más o menos y además no conseguía que se desengancharan, por lo que me quedaba dormida como podía, en posturas nada recomendables para mi cuerpo... Me levantaba cada mañana con la espalda muy dolorida. Además se quedaban enganchados a mí muchísimo rato y, cuando conseguía que se soltaran, pasaba poco rato hasta que me pedían otra vez, por lo que no descansaba. A veces me quedaba desvelada también. Algo que me empezó a pasar a partir del año y medio o así, porque antes me entraba un sueño muy placentero con la succión.
Fue, más o menos, cuando cumplieron 2 años, cuando me planteé iniciar un destete nocturno. Elegí esa opción porque era la que yo necesitaba. Algunas mujeres eligen hacer primero destete por el día y mantener la teta de noche.
Empecé quitando algunas tomas. Realmente no quería destetar del todo. Simplemente quería tener ratos más largos de descanso. Observé cómo eran las noches normalmente y me puse un horario. Elegí que solo iba a dar teta tres veces cada noche. Con ese cambio las tomas se iban a empezar a alargar. Lo primero de todo fue hablar con ellos mucho sobre lo que iba a pasar, sobre por qué lo hacía y cómo me sentía, sobre la necesidad de descansar… Con 2 años me entendían perfectamente cuando se lo contaba de día, aunque reaccionaran de otra manera cuando me pedían de noche.
Las primeras noches fueron algo duras porque cuando me pedían... yo les decía que no. Les decía frases como ésta... “Todavía no es la hora. Intenta descansar un poco más y yo te aviso si tú no te despiertas. Estoy a tu lado”. Les acompañaba en su llanto, si lloraban. Les acariciaba la espalda... Nico empezó a querer subirse encima de mí para que le abrazara y así se quedaba dormido de nuevo.
Por la mañana hablábamos de lo que había pasado y lo entendían. Les contaba que necesitaba descansar y que iba a estar a su lado todo el rato. Que les quería. Que necesitaba descansar por la noche y que de día podían tomar teta cuando quisieran. A veces verbalizaban algo que sentían como: “es que me gusta mucho la teta, mami”.
A los pocos días dejaron de pedirme en las tomas que había quitado y seguían pidiéndome en las que habíamos “acordado”.
Las noches empezaron a ser más llevaderas porque ya descansaba algunas horas seguidas, 3, 4 o 5.
Como yo lo hice fue así:
- Toma 1- La de justo cuando se dormían (sobre las 21:00 de la noche).
- Toma 2- En mitad de la noche, con una hora fijada (sobre las 02:00 de la mañana).
- Toma 3- Unas 4 horas después de la toma 2 (sobre las 6:00h de la mañana).
Si me pedían teta antes de la hora, les explicaba y les calmaba con mi voz o tocándoles la espalda. También les ofrecía agua. Esto nos ayudó en muchas ocasiones. Bebían un poco y se volvían a dormir. Así que nos pusimos una botellita de agua a mano. Al poco tiempo empezaron a pedirme sólo en esas tomas que habíamos pactado. Lo malo es que para yo no despistarme tenía que dormir con un reloj cerca para mirar la hora cuando me pedían. En alguna ocasión que no lo hice me despisté y les di (medio dormida) y no era la hora. Otras veces estaba tan dormida que mi tendencia era el sacarme la teta, casi sin pensarlo. Tenía que estar muy centrada para no recular porque las consecuencias eran dar un paso hacia atrás en mi descanso. Y para ser sincera... esto me pasó en muchas ocasiones. Es difícil proponerse algo y ser constante cuando estás medio zombie, pero ¡se puede!.
En medio del proceso de reducir tomas a Emma me salió un curso de 4 días. Volvía a casa para dormir, pero al haber estado todo el día fuera me sentía algo culpable y tenía necesidad de estar con Emma y de tener nuestros momentos juntas. Por la noche no cumplí lo que habíamos hablado y le di teta todas las veces que me pidió. Esto causó caos y desconcierto en ella y tuvimos que empezar el proceso desde cero. Me di cuenta de que tenía que centrarme en mi cuerpo para saber qué es lo que quería exactamente porque si no... podía generarle confusión a ella.
Os nombro algunos libros que me ayudaron en todo el proceso, para entender la evolución del sueño de mis hijos, para darme herramientas de acompañamiento en la noche, para probar algún recurso en el destete nocturno… Seguro que me dejo alguno, pero principalmente fueron estos tres:
¿Cómo llegamos al destete nocturno?
Después de unos meses durmiendo algo mejor decidí dar un paso más porque mi cuerpo seguía cansado y mi espalda se resentía. No quería destetar del todo, sólo por la noche para poder descansar. Por el día seguíamos todos a gusto.
Lo primero que hice fue hablar con ellos y contarles, al igual que cuando quité tomas nocturnas. Les expliqué que necesitaba descansar yo y la teta también. Necesitaba la noche para dormir bien y levantarme con energía para jugar. Llegamos a un acuerdo en el que podían tomar teta para dormir (la última toma del día), y ya no había más hasta que saliera el sol. Dejábamos unas rendijas de la persiana para que se viera la luz de la mañana. De esta manera la teta descansaba y yo también.
Cuando me pedían y no era la hora les contestaba algo así: “Todavía no ha salido el sol. Duerme tranquila. Yo estoy a tu lado. Si sale el sol yo te aviso”. Fue especialmente difícil el darme cuenta de que no estaba segura y tenía muchas dudas. ¿Quería destetar realmente? Sé que si hubiera sido por ellos, el destete nocturno no se habría producido tan pronto. Esto era algo que me daba pena. Me sentía forzando una situación y decidiendo de manera unilateral. Me sentía egoísta por pensar en mí y tenía dudas todo el rato. Dudas que hacían más difícil la situación.
Recuerdo una tarde, compartiendo mis dudas en un círculo de mujeres. Una de ellas me dijo: “¡Puedes pedir ayuda!”. Esa noche reflexioné y pedí ayuda. A nadie en concreto y a todos a la vez. Solo en voz alta: “¡Necesito ayuda!”. Una vez que le puse palabras fue más fácil. Me di cuenta de que necesitaba pensar en mí porque si no lo hacía la relación con ellos se veía afectada. Llevaba ya mucho tiempo durmiendo mal y en ese punto cuando no dormía bien mi estado de ánimo, mis fuerzas, mis energías… se veían afectadas en la relación con ellos y con mi pareja. Así que ya tenía mi respuesta y era que sí, quería destetar de noche. Estaba segura. Me ayudó saber que por el día estaría disponible para ellos. Por el día podrían mamar cuando quisieran. Fuera culpa. Así fue más fácil.
Después de nombrarlo, todo fue rodado. Emma durmió toda la noche del tirón y me pidió teta ya por la mañana. Fue ella la primera que me ayudó. ¡Gracias pequeña!
Destete definitivo
El destete definitivo llegó más o menos un año después. Con Nico fue muy fácil y natural. Se destetó solo. Cuando me quedé embarazada de Emma me bajó mucho la producción de leche en el primer trimestre. Un día me miró y me dijo: “No sale leche, mami”. Nos miramos y lloramos juntos. Estuvimos hablando y compartiendo emociones. Le dije que cuando naciera Emma a lo mejor quería volver a probar. Estuvo una semana mamando. Me decía: “No pasa nada. Sin leche, mami”. En esa semana fue reduciendo tomas hasta que lo dejó definitivamente. A los diez días o así me pidió teta y me sorprendió mucho que ¡se le había olvidado mamar! Me dio nostalgia pero a la vez lo agradecí porque con el embarazo tenía mucha sensibilidad en los pezones y no me resultaba agradable la sensación cuando mamaba y tenía que pedirle muchas veces que parara.
Con Emma fue algo diferente. Ella tiene anquiloglosia tipo III con submucoso (un tipo de frenillo). No nos ha dado muchos problemas porque tiene mucha movilidad en la lengua, pero sí que he tenido que estar más atenta y pendiente para que el agarre fuera bueno porque si no me molestaba bastante.
Después de hacer el destete nocturno seguimos de día tan a gusto. Pasamos algunos meses sin cambios, pero llegó un día en que acordamos algo nuevo. Yo no siempre quería darle teta y ella lo sabía porque se lo nombraba. Había situaciones concretas en las que le negaba el pecho. Ante los conflictos, por ejemplo. Si tenía un conflicto con alguien, venía llorando pidiendo teta. Yo la escuchaba y estaba con ella pero no le daba teta. Me parecía importante que la teta no fuera una evasión de sus problemas. Una vez que descargara su emoción o que resolviera lo que había provocado una frustración en ella… entonces le daba si seguía queriendo. Otras veces era ella misma la que directamene se olvidaba. Por aclarar... hablo de cuando tenía 2 años. Cuando era bebé la teta le calmaba en muchas ocasiones y yo, por supuesto, no se la negaba. Lo nuevo que acordamos es que cuando me pedía teta, las dos teníamos que querer.
Después de un tiempo así.. mi cuerpo empezó a enviarme señales de que ya no estaba a gusto y de que necesitaba cerrar etapa. Eran cada vez más las ocasiones en las que no quería darle. Eso generaba conflicto. Eran muchas también las que cedía y le daba, por ella. Pero no me sentía bien porque me molestaba. Algo dentro se me revolvía. Otra vez aparecía la culpa. ¡Maldita culpa!
Mi propia hija me generaba rechazo cuando estaba al pecho. Muchas de las veces en las que cedía, sentía prisa porque terminara. Mi cuerpo quería estar más tiempo separada de ella para evitar situaciones difíciles. Empecé a no disfrutarlo y afectó a nuestra relación. Me ponía triste esa situación. Me enfadaba también. Había muchas situaciones de enfado entre nosotras. Después de reflexionar mucho me di cuenta de que era hora de ponerle fin. Yo no estaba a gusto. No estaba pudiendo estar con ella al 100%. Ahí es donde decidí cerrar la etapa de lactancia. Me costó mucho. No quería verlo pero decidí que era la mejor opción.
Hablé con ella de cómo me sentía. Ya tenía más de 3 años así que lo entendía perfectamente. Le dije que estaba cansada. Que me sentía muchas veces enfadada y que la veía a ella enfadada conmigo. Me sinceré con ella y le expliqué con naturalidad mis emociones, mis dudas y la decisión que iba a tomar. Decidimos hacer una despedida para no olvidarlo nunca. Y es así como hicimos el ritual de despedida de la teta y cómo cerramos nuestra etapa de lactancia.
Para terminar me parece importante mencionar las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud relacionadas con la lactancia materna y algunos consejos que a mí me han servido a la hora de llevar a cabo el destete:
- La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva durante seis meses, la introducción de alimentos apropiados para la edad y seguros a partir de entonces, y el mantenimiento de la lactancia materna hasta los 2 años o más.
- Elige una etapa tranquila donde el bebé se encuentre sano. Un bebé enfermo necesita mucho la teta para sobrellevar su malestar, para sentirse seguro, a salvo... Aparte de recibir muchas defensas que le vendrán genial para combatir su enfermedad.
- Puedes empezar sustituyendo alguna toma por algún alimento. También puedes dejar de ofrecer el pecho. Tampoco se lo niegues. El peque pedirá cuando lo necesite.
- Con peques mayores de 2 años podéis empezar haciendo acuerdos. Un número de tomas al día, tomar teta solo cuando estéis en casa... por ejemplo.
- Elige qué tipo de destete te planteas (destete brusco o gradual). Infórmate y valora cuál es el que mejor se adapta a tu/vuestra situación. Busca apoyo si lo necesitas. Debes sentirte valorada y apoyada en tus decisiones.
Espero que mi experiencia os sirva de ayuda para poder acompañar vuestro propio cierre.
besos desde Argentina!
Gracias por compartir tu experiencia. La de muchas mamás. Guardaré tus palabras para poder apoyar a mujeres que transiten esta etapa. Un abrazo
Llegue a este blog por azares del destino, y fue justo lo que necesitaba leer, pues no es lo mismo un articulo informativo a una verdadera experiencia. Yo me estoy acercando a esa etapa y no me sentia muy segura pero ahora se que es algo que ocurrira y que no estoy sola. Muchas gracias, te deseo lo mejor.
No me creo capaz de poder hacerlo ...aterrada...
Gracias por tus bonitas palabras y las de las mamás q opinan. Un abrazo a todas!