Recuerdo

24 de marzo de 2020

Recuerdo a mi abuela. No todos los días pero sí a menudo.

Recuerdo pedir de pequeña que no se muriera. Llevaba años malita. Cáncer de mama. Yo no entendía pero pedía con fuerza a Dios que no muriera.
En cada soplido de cada flor de diente de león se llevaba el viento mi deseo.
En cada vela de cumpleaños se llevaba el viento mi deseo.
En cada cruzar de dedos se llevaba el viento mi deseo.
No podía morir si lo pedía una niña a cada instante.

Cuando cumplí 8 años su corazón dejó de latir y se apagó. Se apagó el calor de su cuerpo, aunque no su luz. En esos momentos me enfadé con fuerza con Dios porque no entendía. El enfado me duró muchos años. Mi madre cambió. No aceptaba el dolor por su partida. Luego comprendí que parte de ese dolor lo hice mío y me desgarraba por dentro, así que lo solté porque no tenía sentido seguir sujetándolo.

Mi abuela materna me acompaña desde entonces. Y he crecido mucho. Me acompaña en mi corazón. Me acompaña en mi maternidad y cuando me enfado con mamá ella viene y me explica desde el amor. Entonces la comprensión me habita desde dentro y puedo ver inocencia en todo.

Recuerdo a mi abuela. Y es un recuerdo extraño porque no es físico. Es un recuerdo de después de que muriera. Un recuerdo que vive en mi interior con fuerza. Simplemente me viene a visitar y está dentro de mí, latiendo. Y la siento porque soy una con ella.

Es extraño porque casi no me acuerdo de cómo era en vida y sin embargo tengo un recuerdo muy presente de ella cuando la siento en mí.

Me hace ver que no hay pasado ni futuro. Sólo la siento presente, aquí y ahora conmigo, acompañando mi camino. Su presencia es dulce, suave. Algunas veces me cuesta dormir. Entonces la siento acariciando mi pelo y puedo descansar mecida en sus brazos, que me acogen con el más puro amor. Ella es luz. Luz que me llena y se expande en mí. Luz que me recuerda que soy luz también.

Me recuerda que soy Vida, extensa e infinita. Que la vida no se termina. No hay muerte. Todo es amor (à mort). Es lo que somos. Amor en eterna expansión.

Gratitud por acompañar mi camino.

En estos días de encierro donde nos están dejando las personas mayores del planeta... Yo pienso es todas esas niñas y niños que se están quedando sin sus abuelos y sus abuelas. Toda mi luz para la infancia. Para que llegue la comprensión a sus corazones ❤



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