La búsqueda intensa de un embarazo

Como doula estoy acompañando ahora mismo a varias mujeres. Una de ellas tenía unas ganas enormes de quedarse embarazada y hace unas semanas me dio la noticia de que por fin ya habitaba un ser en su interior. Por eso, he querido compartir mi experiencia con vosotrxs. Mi experiencia de cuando vi mi primer positivo.

Cuando decidí junto a mi pareja que queríamos ser mamá y papá empezamos a comprarnos libros, a ir a charlas y a empaparnos bien de lo que iba a ser empezar el camino hacia la maternidad.

Por aquel entonces tenía 28 años. Era una mujer joven, sana con una alimentación muy saludable, hacía yoga y me sentía bien conmigo misma. La verdad es que pensaba que me iba a quedar embarazada ¡¡enseguida!! Cuando menstrué el primer mes me sentó un poco mal porque yo ya pensaba que podría ser que estuviera embarazada.
No pasó mucho tiempo hasta que vimos el positivo, solo 7 meses, que en comparación con la media es bastante pronto, pero según iban pasando los meses, en cada regla me sentía tan mal... Tenía síntomas de embarazo constantes y cada vez que buscaba información en internet casi era peor.

Estaba bien durante todo el mes y unos días antes de que me bajara la regla me ponía muy triste. Incluso me dolía bastante el útero.

Lloraba con cada menstruación.

Decidimos irnos de viaje para cambiar de aires. Estuvimos en la playa muy a gusto. Allí tuve un retraso. De 3 días, 5 días, ¡¡10 días!! No sé bien porqué pero no me quería hacer la prueba. Quería estar totalmente segura porque había tenido síntomas durante los meses anteriores y todo me hacía dudar. Estaba casi segura de que ahora sí. Compramos un test y nos encerramos juntos en el baño. Estábamos en casa de unos amigos. Negativo. Otra vez a llorar.
Cuando volvimos a casa recuerdo que tuvimos una charla profunda. No podíamos seguir así. Apenas llevábamos 5 meses intentándolo y la media era 1 año. Decidimos disfrutar y esperar a que sucediera cuando tuviera que suceder. Es fácil decirlo, pero cuando quieres tan profundamente un bebé, dejar la mente a un lado cuesta bastante. Aún así conseguí relajarme algo y no llorar con cada menstruación.

A los 2 meses tuve un retraso. Pensaba que estaba embarazada. Lo sentía de verdad, pero era una sensación que ya había experimentado, así que decidí hacerme la prueba desde el principio para quitarme las dudas cuanto antes.

Nos metimos los dos en el baño. Mi chico, que me conoce muy bien, me hizo reír diciendo que él también quería mear en el cacharro. Después de las risas nos tocó esperar. Dejamos el test tapado para no verlo y después de unos minutos (eternos), destapamos juntos. La rayita de control se veía claramente. Al lado... una rayita muy fina. Nos miramos soprendidos sin saber qué era. Raya es que sí. No raya es que no. Pero raya fina, mierrrrrda... Leímos el prospecto casi temblando y lo vimos. ¡¡Positivo!!
Nos miramos con lágrimas en los ojos y no sabíamos ni qué decir. Recuerdo que nos fuimos a la cama y nos abrazamos. “Ahora sí, ahora sí”. Es lo único que repetíamos.

Lo que más recuerdo de esa experiencia es la complicidad con mi pareja y su apoyo incondicional, aparte de buscarnos para hacer el amor a todas horas.

Al final fueron 7 meses de búsqueda. Sé que no son muchos meses, aunque se nos hizo largo, sobre todo a mí. El regalo de tener a mi bebé en brazos mereció cada instante vivido durante todo ese tiempo.

Pocos días después ya estábamos grabando el vídeo de "Cuerpos" en el que daríamos la noticia a nuestra gente.