Destete natural
Durante el embarazo y post-parto leí mucho acerca de la lactancia natural. Era y soy una fiel creyente en ella, así que he amamantado a mi hija de este modo hasta anteayer.
Pero nunca me paré a pensar seriamente en el destete. Todo lo que leí al respecto se refería a destetar por decisión de la madre y explicaban distintas formas de hacerlo. Y yo no tenía intención de destetarla, aunque la sociedad se empeñase en ello. En realidad, ya solo tetaba antes de su siesta y de acostarse por la noche, pero era algo nuestro, que no contábamos. Ya sabéis: “Pero todavía toma el pecho?”... había tenido que oir alguna que otra vez... así que nos pasamos a la clandestinidad...
Siempre creí que mi hija dejaría de tetar cuando ella decidiese y en ese momento yo aceptaría su decisión y empezaríamos una nueva etapa de su crianza. Pero no fue así.
Anteayer, de repente, me dijo: “Mami, no sale nada de leche”. No lo habíamos decidido, no estaba pactado. Ella no lo esperaba ni yo tampoco. Nadie me informó de que eso podía pasar. Pero ambas estábamos preparadas para ese momento, sabíamos que llegaría, aunque fuera nostálgico.
Una experta en este tema me explicó que si la lactancia fluye naturalmente y no es interrumpida, los peques tetan menos cada vez hasta el punto de que los pechos dejan de producir leche. Ellos son poco conscientes, pero hacia el final de la lactancia cada vez hay menos leche y en realidad la mayoría de lo que tragan es saliva. Eso es lo que nos ha ocurrido, sucede de forma natural en los mamíferos, y estamos felices por haber disfrutado de cuatro años y medio de alimento, de vínculo, de unión y de amor.
Y como en todos los acontecimientos importantes de la vida, hay que despedir una etapa para dar la bienvenida a la siguiente. Así que lo celebramos con un dulce y estuvimos trabajando en un pequeño mural de homenaje a la lactancia, con dos círculos que representan los pechos, llenos de color y alegría.
Con estas palabras quiero advertir a madres desprevenidas que, como yo, no esperan que de repente termine esta etapa. Supongo que cuando algo ha sido tan valorado es difícil dejarlo marchar... pero hay que aceptarlo y recordarlo como lo que fue, una etapa más de la crianza de nuestros pequeños.
Rosa Avellanet Torres