Querida hija #NiUnaMenos
Querida hija,
todavía eres muy pequeña. Vives en tu mundo. Un mundo maravilloso rodeada de amor, seguridad y confianza. Un mundo, por desgracia, muy diferente al mío.
No recuerdo a qué edad mi mundo dejó de parecerse al tuyo, aunque sé que fue demasiado pronto. De un día para otro el amor, la seguridad y la confianza se desvanecieron para convertirse en odio, inestabilidad y miedo en muchas situaciones de mi día a día.
Espero que cuando seas grande conserves la libertad para elegir lo que sientas mejor para ti en cada momento, lo que tú decidas. Muchas veces en mi mundo yo no puedo elegir.
Me hubiera gustado viajar sola más veces, en coche, tren, avión o haciendo autostop, pero no lo hice, por miedo.
Me hubiera gustado no tener que escuchar comentarios cosificando mi cuerpo solo por ir paseando por la calle.
Me hubiera gustado no tener que huir a algún rincón del metro o del autobús para no sentirme acosada.
Cuando salgo por la noche siempre estoy pendiente de lo que pasa a mi alrededor, siempre alerta. Es cansado tener que escuchar comentarios (piropos los llaman) que ni quiero, ni me gusta oir. Da igual con cuántas amigas vaya: 3, 4 ó 15. El comentario de: "¿Dónde vais tan solas?" aparece en la boca de algún tío en algún momento.
¡Solas dice! Pero tú, ¿sabes contar?.
Las etiquetas están presentes en mi día a día. No puedo ser simplemente yo. No. A ojos de los demás soy una puta, una zorra, una estrecha, una borde, una feminista loca, una hippy, demasiado gorda, demasiado flaca,... #Hartas
Vivo en una sociedad donde el envase es lo que importa. Si voy maquillada... ¿soy una buscona, una zorra o me quiero acostar contigo? Si no me maquillo... ¿soy una dejada, una descuidada o una estrecha?
Qué chorrada, ¿verdad? Con lo que nos divertimos juntas en tu mundo pintándonos el cuerpo sin más.
En mi mundo también hay que tener cuidado con la ropa que eliges porque algunos piensan que nos vestimos para satisfacer sus necesidades y parece que con poca ropa todo vale. Piensan que una falda corta o un escote es para provocar.
No tiene sentido, ¿a que no? Tú y yo jugamos mucho con la ropa, haciéndonos vestidos diferentes a nuestro gusto sin importar nada más.
Y lo peor... la violencia. Vivo en una sociedad violenta, producto de la falta de amor, seguridad y confianza. Una sociedad que nos obliga a defendernos de todo y de todos y nos hace creer que estamos solas, desconfiando y odiando.
Pero no, no estamos solas. Somos muchas las que estamos luchando cada día para mantenernos a salvo, para mantenernos vivas. Para que tu mundo no cambie y crezcas rodeada de amor, seguridad y confianza.
¡Hay tanto que se puede hacer! Pero desde las Instituciones no se hace ¡NADA! ¿Por qué? Porque vivo en un patriarcado y claro, es mejor dejar las cosas como están.
Por eso seguimos viendo a mujeres humilladas, culpabilizadas, despreciadas, violadas, con el cuerpo roto al recibir a su hijo en un paritorio, con la mente machacada de tanta violencia sutil, mujeres calladas por miedo, mujeres asesinadas por hablar, mujeres golpeadas, con el alma hecha trizas, mujeres cosificadas en la publicidad, mujeres que tienen que compartir la custodia de sus hijos con sus agresores... Seguimos viendo a bebés y niños abandonados al romperse el vínculo del inicio de la vida, niños insultados e infravalorados, víctimas de chantaje emocional, niños rotos por dentro y por fuera, asesinados en manos de sus propios padres solo por vengar a la madre,...
Por eso, hija mía, hay que luchar para acabar con todo esto, para cambiarlo de manera radical, desde la raíz. Para que puedas alzar las alas y volar.
¡Basta ya de machismo!
¡Basta ya de violencia hacia las mujeres y hacia la infancia!
Le grito al mundo: No nos mires, únete al cambio. Sé parte de él.
Si quieres, puedes leer: Querido hijo #MachismoMata