Cuando me miro...

23 de julio de 2016

Vivimos en una sociedad donde el exterior es lo que importa. En los supermercados ya todo tiene su envase dentro de otro envase. Alucino muchas veces con lo que nos están vendiendo. ¡Natural dice el paquete! La fruta brilla y la verdura viene cortada en trocitos emplasticada completamente. Casi todo está endulzado con azúcar y con millones de edulcorantes artificiales. ¿Natural?

Vivimos en una sociedad donde nuestro cuerpo es el envase Eres preciosa, es la sociedad la que es una mierday el interior importa poco si por fuera te ves como las manzanas del súper, con la piel estirada y con brillantitos. Tenemos que ser el envase perfecto a todas horas. Siempre perfectas para los demás. ¿Y nosotras? … ¿Estamos a gusto con lo que somos? Estamos tan pendientes de lo que piensan los demás, las opiniones, las críticas... Muchas veces nos olvidamos de disfrutar-nos tal y como somos. Aparte de que la presión social nos empuja a ser cualquier otra persona menos nosotras mismas.

Cuando me miras... puede que veas un rostro con arrugas incipientes. Yo veo arrugas y marcas de felicidad, de ponerle caras a mis hijos, de expresar mis sentimientos, de reír, de llorar a moco tendido..., ¡de vivir!

Cuando me miras... puede que veas unas ojeras exageradas que podría disimular con maquillaje. Yo veo los ojos de mi abuela que me pertenecen desde que era una niña.

Cuando me miras... puede que veas mis pechos caídos. Yo veo las tetas que han nutrido y siguen nutriendo a mis hijos. Con su leche, con su calor, con su olor... Pegadas a mi corazón para que puedan escuchar cómo sueno por dentro. Recuerdo la época en la que vivía acomplejada porque mis tetas, mi culo, mis piernas... no eran como las que veía en ningún sitio. Con el tiempo me he dado cuenta de que cada una tenemos un cuerpo, diferente y bello. Aceptarme me ha hecho valorarme y gustarme.

Cuando me miras... puede que no veas abdominales en mi tripa. Yo veo mi útero expandido, relajado y latiendo con fuerza para hacerme sentir una mujer plena.

Cuando me miras... puede que veas a una chica pequeñita que ganaría mucho si se pusiera unos tacones. Yo veo a una duendecilla feliz con unos pies preciosos, por cierto, con sus sandalias planas en verano y sus botas de montaña en invierno.

Y tú, ¿qué ves cuando te miras a ti misma?

Me duele ver el machaque que la sociedad nos hace a las mujeres constantemente, día a día y El cuerpo de mi maternidaden todos los rincones del planeta. Siempre tenemos que estar perfectas para los demás, contentas, independientes y con un cuerpo determinado. Me duele ver una y otra vez cómo las campañas de moda venden una imagen de una mujer enfermiza, escuálida, infeliz, cabizbaja, sometida…

Me veo a mi misma, con 14-15 años, viendo cambiar mi cuerpo sin parar, descubriendo mis complejos, comparándome, escondiéndome… Y me veo a mi misma con 30 años, justo después de mi primer parto, con la tripa blandurria, las tetas caídas y venosas, un dolor de culo increíble... Recuerdo pensar... “me quedaría con este cuerpo para siempre con la sensación tan plena que tengo ahora mismo junto a mi bebé”.

La maternidad me ha dado alas, la maternidad me ha hecho crecer, me ha hecho expandirme, me ha hecho y me hace sentir cosas increíbles, la maternidad me ha reconciliado con mi cuerpo, con mi bello cuerpo. ¡Me ha hecho ver tantas cosas bonitas que hay en mí! Ojalá la sociedad fuera un lugar donde pudiéramos ver lo bello que hay en cada una de nosotras. Ojalá después de leer esto te valores más y lo expreses delante de tus hijos, de tus amigas, de tu pareja...

Eres preciosa, es la sociedad la que es una mierda. ¿La cambiamos?

Acéptate a ti misma

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4 comentarios
Ana
26 jul 16
Hermosas palabras. Muchas Gracias.
Nuria
26 jul 16
Gracias Ruth!!
Lucia Luisa Buendia
27 jul 16
Eres muy hermosa Ruth, por dentro y por fuera...
Hirutxoak
30 jul 16
Preciosas palabras!