Imagina...

25 de noviembre de 2016

Imagina que llega un día en el que sabes que vas a conocer a alguien muy especial. Sabes que es una de las personas más importantes de tu vida. Sabes que vas a ser muy feliz a su lado. Sabes que tu vida va a dar un giro positivo. Que te hará crecer, que será tu maestra de vida, que te llenará de luz... Todavía no la has visto nunca y ya sientes un amor profundo hacia ella. Lo sabes porque la has sentido desde siempre.

Quieres que sea un momento especial cuando os encontréis por primera vez, cuando os miréis a los ojos, cuando vuestros cuerpos se toquen piel con piel, os oláis, os reconozcáis… Sabes que esa persona siente lo mismo y has imaginado esa situación idílica millones de veces. Es lo que esperas que pase y la otra persona espera lo mismo.

A tu alrededor parece que no todo el mundo está de acuerdo en cuidar ese momento de intimidad. No ven la importancia de esas primeras horas a solas, de cuidar la luz, la temperatura, el silencio, el respeto hacia vuestro encuentro, el entorno… Y no solo no lo cuidan sino que lo descuidan. Mucho. Y os sentís en peligro, desprotegidos. Imagina que os atacan y de ese momento sales herida y además os separan unas horas. Te dicen que es “por vuestro bien”. Te duele el cuerpo y estás sin la otra persona. Tu corazón se rompe pero retienes el llanto porque tienes que ser fuerte para cuando vuelva.

Luego os juntan de nuevo como si no hubiera pasado nada, pero sí pasó. Algo se rompió en tu interior. Tu cuerpo se lamenta y tu alma está deshecha pero tienes que recomponerte porque estáis juntas de nuevo.

¿Puedes imaginar una situación así? Es horrible ¿verdad?

Ahora deja de imaginar...

... y piensa que esta situación la viven cada día miles de mujeres en sus partos. Después tienen que recomponerse de lo que ha pasado y seguir su vida. Se supone que es uno de los momentos más maravillosos del mundo. Imagínate, ¡es el encuentro con tu bebé! ¿No debería ser una experienca mágica, llena de amor, emoción y lágrimas de alegría?

He escuchado muchas historias de parto que empiezan de la misma manera:
- ¿Cómo te sientes? ¿Qué tal fue todo?
- Todo muy bien.

Un “muy bien” vacío de contenido. Algunas mujeres empiezan a contar su vivencia y ahí se dan cuenta de que no fue lo que esperaban. No era así como lo habían imaginado. Y lloran.

StopViolenciaObstétricaOtras mujeres están tan profundamente dolidas que reconstruyen una historia de cómo fue su vivencia para sobrellevarlo. Y así pasan los años.

Otras buscan apoyo para vincularse con su bebé porque sienten que algo se rompió en esas horas de separación.

Yo miro a mi yo-bebé y me siento rota, abandonada, desconectada, dormida, desconcertada, con frío, sola… Y veo a mi madre, una madre fuerte y decidida, que quería la mejor de las bienvenidas para mí, que quería parirme y sentir cómo atravesaba su cuerpo, pero no pudo. No pudo porque no la dejaron, a pesar de luchar para que no lo hicieran la durmieron sin su consentimiento. Es ya de mayor cuando he podido poner palabras a esta situación. Después de atravesar el dolor, el enfado, la pena… Ahora me doy cuenta de que mi madre sufrió Violencia Obstétrica. La durmieron con pentotal cuando yo ya iba a nacer. La forzaron porque ella no quería, ella quería sentirme nacer. Nos rompieron ese vínculo que venía fuerte. Por su propio bien – le dijeron.

Mañana hace 38 años que pasó esto y actualmente la violencia hacia las mujeres en el momento del parto sigue subiendo de una manera terrorífica: separaciones, cesáreas innecesarias, fórceps, episiotomías, postura en litotomía, palabras y trato sin respeto, maniobras sin consentimiento, … Porque la violencia hacia las mujeres existe; en la calle, en la escuela, en el parque, en casa, en el trabajo, en el paritorio... Hoy, día mundial contra la violencia de género, es importante nombrar que la violencia obstétrica tambien es violencia contra las mujeres.

Hoy levanto la voz alto y claro para decir #SabemosParir #QueNosDejen #StopViolenciaObstétrica #BastaYaDeViolenciaDeGénero

Hoy también agradezco a todas las personas que dentro del sistema luchan para cambiarlo porque claro está que no funciona. Gracias a comadronas, enfermeras, pediatras, ginecólogas... que acompañan a las mujeres y a sus bebés en el día de su reencuentro. Gracias a las personas que confían en el cuerpo de las mujeres para gestar vida y para parir.



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