Querido hijo #MachismoMata

15 de agosto de 2015

Querido hijo,

todavía eres pequeño. Vives en tu mundo. Un mundo maravilloso rodeado de amor, seguridad y confianza. Un mundo, por desgracia, muy diferente al mío.

A ratos me asombro porque poco a poco vas dándote cuenta de cosas que están en mi mundo pero no en el tuyo. De cosas que se van colando en tu mundo haciendo daño.

En mi mundo los niños no pueden vestirse de rosa, ni pintarse las uñas ni los labios porque son humillados públicamente. Qué tontería, ¿a qué sí? Yo te pinto las uñas cuando te apetece y de los colores que me pides, aunque este verano alguna vez has querido ponerte unas zapatillas que ocultaban tus dedos para que no se vieran. Ya empiezan a llegarte cosas de mi mundo. ¿Y por qué un niño no se puede pintar las uñas?, ¿por qué tú no puedes y tu hermana “está monísima”? Elegiste una mochila rosa muy chula que ya te queda pequeña y ahora usa tu hermana. Y hace poco escuchaste que el rosa es de niñas. Estupidez elevada al cuadrado algunas de las cosas que se escuchan en mi mundo, ¿verdad? ¿Distinciones por sexos? ¡¡Pues me pido el naranja!!

En mi mundo los chicos son los del pelo corto y pantalones. Las chicas somos las de pelo largo y falda. Chorrada suprema. Tú llevas el pelo largo por detrás y siempre dices que te gustaría tenerlo como Rapunzel (hasta el suelo y más allá). Cuántas veces he intervenido cuando te han dicho: “Los niños no lleva el pelo así, ¡córtatelo!”. #Hartas de esas opiniones simplistas. Hijo mío, tú puedes elegir qué aspecto tener. Olvídate de los cánones impuestos por el sistema porque están basados en el patriarcado y en el capitalismo.

Muchos hombres adultos de mi mundo tienen dificultades para expresar sus emociones porque de pequeños no les dejaron llorar, no les dejaron soltar porque “los niños no lloran” y “llorar es de niñas”, no les abrazaron porque “tienes que aprender a ser un hombre” y muchas equivocaciones más. Tú lloras a mi lado siempre que lo necesitas. Ves llorar a tu padre, que ha tenido que aprender a soltar de mayor y todavía le cuesta a veces. Y nos fundimos en mimos y abrazos siempre que queremos. Con lo que nos gusta “cachorrear”. En mi mundo los adultos hombres tienen que esconderse tantas veces para poder llorar... Es ridículo.

En tu mundo te gusta elegir a qué jugar. Eliges jugar con la pelota, con las construcciones, con la cocinita, te pones mi ropa como un vestido, juegas concentrado a sumar, cuidas al muñeco... En mi mundo no se puede elegir muchas veces. Los roles están muy diferenciados. A los hombres se les enseña desde muy temprano a competir a través del juego y se olvidan de lo verdaderamente importante porque están cegados por conseguir más y más. Se les enseña a ser bruscos porque si son delicados se les humilla desde muy temprana edad. La sociedad les machaca para que cumplan ese rol establecido socialmente. Ah, y no se relaciona a los hombres con los cuidados porque ellos son los que “traen el dinero a casa”.

Las etiquetas en mi mundo están presentes a diario. Los hombres son unos machotes, son fuertes, decididos, tienen que tomar la iniciativa, consiguen lo que quieren, beben cerveza con alcohol... Si muestran sus emociones son débiles, maricones, blandengues, calzonazos... En tu mundo es diferente porque simplemente eres una persona y eliges lo que te gusta en cada momento. Puedes cambiar de opinión y no tienes privilegios por tener pene como en mi mundo.

Recuerdo el año pasado cuando un frutero te dijo “dame la mano, pero como los toreros, no como los maricones”. Me quedé a cuadros. Ni tú ni yo entendimos a qué venía ese comentario de mierda. No he vuelto a comprarle fruta a ese especimen.

Todavía eres pequeño pero desde hace mucho ya sabes que tu libertad tiene unos límites muy claros. Puedes hacer todo lo que quieras con respeto hacia ti y hacia las demás, ya sea una persona, un animal o una planta, aunque ya estás descubriendo que hacer algunas cosas junto a otras personas te hace aún más libre. Las demás también somos libres y debemos respetarte. Es sencillo aunque a veces hay conflictos y negociaciones debido a tu edad pero en general lo entiendes, lo aceptas, lo respetas y lo cumples. En mi mundo muchos hombres no respetan a las mujeres, no respetan a los niños, no respetan la naturaleza, no respetan nada realmente y piensan que pueden hacer lo que quieran. Y no es algo nuevo. Es algo que lleva machacándonos tantos años que ya pesa y nos sentimos hartas de esta desigualdad.

Hijo mío, tú todavía no estás dentro de este mundo horrible donde yo habito, pero poco a poco, al crecer, te estás adentrando. En mi mundo muchos hombres insultan, desprecian, culpabilizan, infravaloran, violan, humillan, matan, golpean... solo por ser hombres y por sentirse superiores a las mujeres y a los niños. Están faltos de tanto amor, seguridad y confianza que se comportan de esta manera perdiendo la cabeza. Yo te estoy dando amor a chorro para acompañarte en tu infancia y que crezcas siendo una persona sana, equilibrada y respetuosa, contigo mismo y con las que te rodean. Pero no puedo evitar que una parte de mí tenga miedo porque pertenezco a esta sociedad enferma y a veces se me escapan cosas, detalles, miradas, juicios...

Por mi parte voy a intentar estar más presente en tu vida, si cabe. Voy a estar pendiente de ti para acompañarte cuando tengas que atravesar la barrera y cambiar tu mundo para pasarte a este lado. Quiero que tengas las herramientas necesarias para saber defenderte y para que defiendas a estas mujeres y niños. Ya no me voy a callar más por quedar mal. Voy a seguir respondiendo a todas las burradas, etiquetas, chorradas, abusos, humillaciones... que hagan en mi presencia. No quiero seguir siendo cómplice en determinadas situaciones por callarme y no liarla. No quiero normalizar desigualdades.

Por eso, hijo mío, hay que luchar entre todos para acabar con esta desigualdad que nos está matando, para cambiar el mundo de manera radical, desde la raíz. Para que puedas alzar las alas y volar.

¡Basta ya de machismo! #MachismoMata

¡Basta ya de violencia hacia las mujeres y hacia la infancia!

Le grito al mundo: No nos mires, únete al cambio. Sé parte de él.

Si quieres, puedes leer: Querida hija #NiUnaMenos



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