Cinco días sin ti

18 de junio de 2016

Ayer escribí esto, parando a ratos, para llorar:

El lunes empecé a sentir una pena profunda. No sabía bien de dónde provenía pero me venía todo el rato a la mente mi gata mayor, Dafi.

Gata Dafi

Por la noche ya no vino a dormir. Ella entra y sale cuando quiere, salta la valla, es ágil, a pesar de tener ya 16 años y unos meses... Se viene de paseo con nosotras, huye corriendo de los perros y escala muros...  Por la tarde, hace cinco días, nos acompañó cuando íbamos hacia el parque y ya no la vimos por la noche. Todo el rato la tenía en la cabeza.

Hace cinco años mi gata Casilda hizo lo mismo. Se fue y ya no volvió. Estaba perfecta, sana, feliz... pero decidió irse.

Gata Casilda

En su momento envié un mensaje a la gente que la conocía, para contarles... Decía esto:

Hace ya bastantes días que Casilda se fue y no aparece :(

No he podido encontrar en internet información exacta de qué hacen los gatos cuando notan que se van a morir.

He leído que, gracias a su instinto, toman toda su existencia y se suben a un árbol, saltan un muro,... haciendo los recorridos que hacían siempre, pero llegan más lejos. Me imagino que huelen varios sitios, bien escondidos, debajito de un matorral, en medio de varios arbustos, donde el viento no les dé mucho frío, y se acurrucan ahí, poniendo el hocico debajo de la cola, hechos un circulito, y esperan a que todo pase.
Me parece una actitud muy bonita no obligar a nadie a hacerse cargo de tu cuerpito sin vida. Pero no deja de darme una pena horrible imaginarla con el hocico metido debajo de la cola, bien acurrucada, deseando que no empiece a llover, cerrando los ojos por última vez.

Y me hubiera apetecido despedirme más rato largo de ella.

Sólo quería compartir mis lágrimas.

En esos días llovió y llovió muchísimo. Ahora pienso que era mi pena cayendo porque me siento igual en estos días y el cielo no da tregua.

En estos días he mantenido la esperanza, siempre. Y el otro día al ir de paseo llamándola, buscándola, realmente pensaba encontrarme con ella, atrapada a lo mejor en algún muro de difícil acceso, o comiendo en casa de alguna vecina... Así lo tenía visualizado. La iba a coger y a envolver en el pañuelo que llevaba al cuello y nos íbamCuidando de mi bebéos a casa a que comiera y a mimarnos...

Cuando he salido para buscarla no encontraba el pañuelo, ¡mierrrda! Da igual, he cogido la chaqueta, que seguro que le gusta el tacto suave. La hemos llamado, silbado,... "¿dónde estás, Dafi?" Pero nada :(

Ya llegando a casa me he puesto a llorar sin parar. No puedo creer que no la vaya a tener entre mis piernas mientras escribo. Hemos vivido muchas cosas juntas. Me conoce muy bien. Ha estado en los nacimientos de mis hijos. Ha cuidado de ellos. Ha estado en momentos duros conmigo, cuando he estado enferma, triste, agobiada... ella se hace un hueco en mi cuerpo y comparte su energía conmigo, me calma, me conecta con mis sentimientos, me lee el pensamiento... Y yo la he acompañado a ella en momentos difíciles. Recuerdo cuando casi se ahoga una vez que Cuidando de mícogió un hueso de pollo y se le quedó en la garganta. Fue un susto enorme. ¿Te acuerdas, Ángela? Qué mal rato pasamos hasta que lo sacó y pudo respirar. O cuando nos mudamos de una casa sin patio a una con patio y empezaron a venir gatos y más gatos. Se estresó muchísimo y empezamos a darle flores de Bach. Qué alivio ver que lo superó y ahora comparte comida, mimos y lo que sea con otras gatas.

A ratos no puedo parar de llorar por pensar que no vas a volver a estar cerca de mi cuerpo. Luego pienso que eres tú la que has decidio irte. Qué suerte poder elegir tu momento para poder dejar este mundo tranquila y en paz. Sin que nadie te moleste, sin que nadie impida que te vayas. Y me siento en calma.
Pero... me habría gustado mirarte a los ojos por última vez y abrazarte. Me habría gustado despedirme.

Todavía no puedo hablar en pasado de ti. Me pasó con Casilda también. Sé que voy a estar un tiempo escuchando tu maullido o tu rascar en la puerta para que te abra. Sé que voy a estar esperando verte aparecer, quizás un poco despeluchada, como si nada hubiera pasado.

De momento te dejo escrito esto y ya vemos qué hacemos para despedirnos.

Gracias por todo.

Te amo, Dafi.

Me siento ahora para modificar el texto antes de publicarlo:

De repente hoy... a las 21:45 ha aparecido, como si nada. Estaba en la valla de casa, maullando, esperándome, buscándome. ¡Qué alegría! Todavía no me puedo creer que esté modificando este texto contigo entre mis piernas. Te he cogido, abrazado, achuchado, besado... "¿dónde has estado, pequeña?"

No ha parado de maullar en un buen rato, dándome explicaciones y contándome sus aventuras. La he escuchado atentamente hasta que se ha quedado tranquila, acurrucada junto a mí.

Gata

Qué placer sentir tu vibrar cerquita de mi corazón ♡

De nuevo... ¡gracias!



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