"Hola bonita, ¿cómo te llamas?"
Me llamo Ruth y tengo 37 años. Hace poco me pasó algo que no quiero que se quede en mí. Me apetece compartirlo para intentar abrir los ojos a cuanta más gente posible y que no sigamos normalizando situaciones como la que os voy a describir.
Iba de paseo con mi madre, las dos juntas. Yo llevaba una falda y una camiseta que dejaba a la vista una parte de mi tripa. Íbamos charlando a gusto todo el camino. Estábamos contentas, riendo, contándonos muchas cosas… Una pareja se cruzó con nosotras. De repente él me tocó la cabeza y bajando su mano me frotó la tripa diciendo:
- “Hola bonita, ¡qué tripa más bonita tienes!”.
Mi madre y yo nos paramos en seco. Yo me quedé paralizada y di un paso hacia atrás. Él se acercó de nuevo:
“Uy, qué vergonzosa. A ver si vas a coger un constipado con la tripilla fuera”.
Instintivamente mi reacción fue ponerme detrás de mi madre para cubrirme un poco a ver si paraba. No supe reaccionar de otra manera. Mi madre tampoco. No sirvió que me retirara hacia atrás porque siguió tocándome el pelo y acercándose más mientras me preguntaba mi nombre. Miré a la mujer que iba con ese hombre para ver su reacción, para buscar su apoyo y que le dijera algo. Sonreía como si no pasara nada. No lo entiendo. Mi madre tampoco supo bien qué hacer. Sólo ponía delante la mano para protegerme. Como si nada, siguieron su paseo, sonriendo tan contentos, mientras mi madre y yo salíamos de nuestro asombro. Nos miramos a los ojos... no hicieron falta palabras para reconocer cómo nos sentíamos. Nos abrazamos.
Tú, que me estás leyendo, ¿te parece normal esta situación? ¿No te parece muy violenta? ¿Por qué vino ese hombre e hizo eso?
Esto es lo que me dijo mi madre cuando se fueron: “Ha pasado todo muy rápido y no he sabido reaccionar. No entiendo cómo viene una persona y sin preguntarte ni nada te toca de esa forma. Tu cuerpo es tuyo y eres tú la que tiene que decidir y dar o no permiso para que lo toquen. Lo siento”.
Yo sólo pude contestar: “No quería que me tocara mi tripa”.
Si has leído hasta aquí ahora vuelve a leer todo el texto de nuevo. Sólo cambia mi nombre y mi edad. Me llamo Emma y tengo 3 años y medio.
¿Te parece normal esta situación? A mí NO me parece normal y no la quiero normalizar. Es un comportamiento que veo hacer mucho con los niños, que parece que son ciudadanos de segunda en esta sociedad que tenemos.
Sé que mucha gente lo hace con buena voluntad pero yo no quiero pasarlo por alto más.
Es normal que si le preguntas a cualquier niño que te encuentres por la calle si le puedes tocar la cabeza, la tripa o cualquier parte de su cuerpo te diga que NO. Es normal que si le pides a una niña que te de un beso o un abrazo te diga que NO. Es normal que si le preguntas su nombre no obtengas ninguna respuesta. Lo que NO es normal es que la sociedad trate a los niños como si no sintieran o como si no opinaran.
A todos nos gusta un buen abrazo o un beso de un peque cariñoso. Todos hemos leído de los beneficios de abrazar y de las hormonas tan guays que generamos cuando abrazamos o cuando nos abrazan: oxitocina, serotonina, dopamina... Todo muy bonito. ¿Qué pasa cuando no queremos que nos abracen y lo hacen, cuando no queremos ser besados y alguien nos estruja contra su cara? Os aseguro que las hormonas que ahí generamos no están relacionadas con el amor y la felicidad, sino más bien con el estrés, el miedo, lainseguridad, el peligro y la frustración: adrenalina, glucocorticoides, catecolaminas, cortisol... Nada agradable, de verdad.
Espero que poco a poco vayamos despertando y viendo que los peques tienen los mismos derechos que las personas adultas y que no vale con sólo agacharse para hablar con ellos, sino que hay que ESCUCHAR qué necesidades tienen. Algo que no nos gustaría para nosotros pero que, sin embargo, ¿normalizamos cuando lo vemos en las criaturas? Yo digo basta.
Sé que puede parecer exagerado, quizá sea porque no estuviste ahí, porque no he sabido transmitirlo mejor o porque aún tienes una venda que no te deja ver… Quizá sea exagerado mi escrito ante esta situación… Puede ser. A mí simplemente me ha servido para pararme y para gritar bien alto que #BastaYa
Quiero una sociedad donde el respeto sea igual para todas. Hasta entonces seré un madre ninja poniendo mi cuerpo por delante para frenar estas agresiones.
Me encanta tu reflexión...
#BastaYa